miércoles, 15 de agosto de 2012

Necesitamos

La fortaleza que intentamos construir y al mismo tiempo mantener, no solo se vale de paredes fuertes y difíciles de romper, también se logra por oposición. Quebrarse, debilitarse, resguardarse, es parte de esa fortaleza femenina que tanto defiendo. 
Sentir la parte anterior a las manos quebradas, sin fuerza, los hombros agotados, el autoestima barriendo lagrimas recientes y una apatía hacia la inmensidad que nos rodea, también es algo que nos puede suceder. Tener la necesidad de apoyar, por un rato, la cabeza en un hombro ajeno y no mantenerla erguida, es parte de una y hay que satisfacerla.
Pero, ¿Tan difícil es pedir ayuda? ¿atención? ¿cuidado?
Es difícil confiar en otro y dejarse caer, por al menos unos minutos a la semana, sobre los brazos de alguien más. Pero es necesario y es lindo, hermoso, se siente bien.
Es difícil pedir. Muchas creemos que a lo mejor la otra persona ya tiene que saber qué necesitamos. No lo sabe, puede ser por idiota, o por ciego, o porque simplemente no lo vio (ese es otro tema que seguramente se abordará cuando algún tipo de enojo resurja desde mis adentros) Esta bueno pedir, porque al fin y al cabo lo que uno pide es una muestra de amor, por más que ya sepas que la otra persona te lo daría, pero hay veces que uno necesita ser mimado, necesita que lo arropen, que lo besen, que lo cuiden, sin hacer nada más que disfrutarlo.
Puede ser una caricia continuada, un desayuno en la cama, unos besos antes de dormir, una mirada profunda que diga todo: desde el "estate tranquila y descansa" hasta el "te quiero mucho" y hasta el "tranqui, ni se te nota el granito", hay veces que no sabemos si somos lindas y queremos que nos lo digan y hay veces que queremos que nos agarren la manito.
Las mujeres amamos con la mente, con las acciones, con el cuerpo, con la comida, a veces nos desgasta y hay veces que queremos ser reinas. 
Hay veces, que necesitamos que nos amen sin la obligación de amar.

domingo, 5 de agosto de 2012

Qué hermoso que sos.

Me di cuenta que siempre parto de generalizaciones, de hechos modelos, y de estereotripos. Tal vez para desarmarlos, desarticularlos, destrozarlos y poder llegar a hechos más puntuales, individuales, especiales, más allá de lo ordinario.
Los hombres y las mujeres, y sus formas y sus diferencias. Sus diferencias acentuadas en las normalidades, en las costumbres, en la historia.
La mujer como objeto sexual es mucho más común que el hombre. Me han llegado a decir que es porque efectivamente el cuerpo de la mujer es más lindo, por sus curvas, por aquellas partes delicadas tales como las manos largas, las piernas (piernitas) los labios carnozos y aquellas preferencias que cada uno tendrá. Pero la mujer ha cumplido ese rol desde siempre, hoy ya es una costumbre, es parte del machismo por decirlo de alguna forma, pero no por estas normas implicitas podemos dejar de ver lo hermosos que son los hombres. No me parece mal que las mujeres sean admiradas por su belleza, sean simbolo de deseo, en la vida hay mucho deseo y muchas imagenes, me parece mal que los hombres no sean admirados por eso mismo también.
Las curvas no tienen una relación directa con la belleza. Las líneas rectas y formas rectangulares también tienen su atractivo, uno más relacionado con la seguridad, con la firmeza. 
Personalmente y dejando de lado cualquier tipo de ficción, me gusta mucho como queda estéticamente las clavículas en ellos.
Por otro lado, la barba, esa protección, esa desprolijidad que es imposible de ver en una mujer, denota aquella virilidad por la cual un hombre es hermoso. 
El cuerpo masculino es lindo también, a las mujeres nos gusta y lo deseamos. También los miramos por la calle y pensamos en ustedes.
Los hombres son lindos, hermosos, deseados y me atrevo a decir que muchas los han visto, también, como objetos sexuales.