jueves, 10 de abril de 2014

Un alcaucil más.

-¿Por qué estás al lado mío? Hoy estuve todo el día tirada en mi cama. Toda desarmada. La cama, la sábana de abajo de la sábana ni siquiera estaba. Seguro se  perdió ayer a la noche cuando soñé que me subía a un caballo que galopaba muy rápido y al final estaba muy cansadita. Me querías. Pero estuve en la cama todo el día, con el piyama que me queda feo porque es grande pero corto. En un momento fui a buscar galletitas, sólo había las de la chocotorta pero sin ser un torta. Me hice un té, mojé las galletitas en el té y me las comí enteras. En realidad no quería té, por eso no lo tomé, quería mojar las galletitas en el té. A mi me pasa mucho eso, de que a veces no quiero todo, solo quiero una parte, como cuando te gusta una sola canción del disco pero como ahora todos se bajan los discos porque todos usan grooveshark, te tenes que bajar  el disco entero porque sino es muy Ares, o Emule, ese que era del burrito. ¿Ves? hoy hubiera comido un burrito, que en realidad nunca comí pero que aparece mucho en las películas, yo me lo imagino como el taco mexicano pero mejor, mejor porque todavía no lo probé. Como todo. Por eso cada vez que veo la tele tengo que hacer zapping por todos los canales, porque no puedo soportar haber elegido una peli si ni siquiera sé si esa es la mejor opción que tengo. No me pasó nunca, cada vez que elijo, y hago zapping por si acaso, termino volviendo a la que había elegido. Entonces, ¿Por qué lo hago? ¿Tendré algún trauma que se relacione con eso? ¿Algo así como que en un cumpleaños una vez me dieron buzcochuelo y cuando ya me lo estaba por terminar me enteré que había chocotorta y me quería poner a llorar? Sí, en ese cumpleaños lloré, pero por otra cosa, no por la chocotorta. Por la chocotorta lloré hoy.  En realidad sólo lloré mientras comía las galletitas de la chocotorta mojadas en té. Lloré porque ya sabía que iba llorar. Mejor llorar en el desayuno que llorar en otro momento más alegre, como la merienda. Y lloré y quería que cayeran mis lagrimas adentro del té, pero como mi vida no es tan profundamente dramrática no me salió. Dejé de llorar porque estaba muy concentrada en lograr eso, que mis lágrimas cayeran adentro de la taza como en las películas para que después desembocara en una imagen medio abstracta, una imagen que saliera del té como pasa en las películas. No me salió, tiré el té ahí en el lugar donde se lavan los platos y me acordé que cuando era chiquita me gustaba quedarme en el baño después de bañarme para ver cómo se vaciaba la bañadera y especialmente para ver el remolino del final. Uno hace muchas cosas sólo para llegar al final, como el alcaucil, que te comes todas las hojitas para llegar al corazón. Entonces llené la pileta donde lavo los platos y después lo vacié y miré cómo se vaciaba, para ver si me ponía un poco mejor. En la parte del remolino me reí un poco pero eso no fue estar mejor. Recién que dije lo del acaucil y lo de las hojas y lo del corazón pensé que capaz así es con las personas, hay que sacar todas las hojas para llegar al corazón. Pero yo siento que mi corazón está a flor de piel, que todos llegan re fácil y me da bronca porque capaz quiero ser más exclusiva, o en realidad solo quiero ser un alcaucil más, como todos.
-Estoy al lado tuyo porque no sos un alcaucil más.