sábado, 26 de marzo de 2016

Antes de levantar la persiana y salir de la cama

Abrazada por la música que hizo quien fue un amor de antaño pero un presente de nostalgia, consumida por los vicios de la noche santa de nuestra ciudad, interpelada por el sol que no asoma hace días y agotada por un sueño liviano que no me permite descansar; las posibilidades de acción son infinitas.

Podría intentar seguir durmiendo pero lograr conseguir la paz se está volviendo una epopeya que no creo que tenga un final feliz, porque en realidad no creo en la paz, nunca la ví.

Somos conflicto constante, equilibrio en movimiento, baile sobre un piso repleto de canicas. Somos la búsqueda de algo que no existe, somos omnipotentes  que buscan perfección. Nos atrevemos a intentar conseguir algo que no existe, pero creemos que vamos a ser ese alquimista aún no descubierto que va a lograr conjurar la perfección y con ella la paz.

Resigné la paz para que mis posibilidades en el contexto de esta nube que tenemos por sobre nosotros, sean aún más infinitas, tomando el riesgo de lo que significa la infinitud, la posibilidad constante del “qué hubiera pasado”, convivir con la duda sobre las otras posibilidades que tienen este cuerpo, y con este cuerpo esta mente y con esta mente, algo así como el corazón: órgano reservado para el amor.

Las posibilidades son abrumadoras porque puedo explorar el mundo desde la ventana de mi computadora o puedo salir del encierro decadente pero al mismo tiempo placentero del caos que es mi nicho, para recorrer una vez más las cuadras cerca de mi casa descubriendo un nuevo mundo dentro de un mundo ya viejo y conocido.

Las posibilidades aumentan aún más cuando creemos que nos equivocamos porque el error, la equivocación, lo extra (ordinario), el codo finalmente tirando el tintero, es la génesis de algo nuevo, siempre. El salir de la norma y encontrarse en el margen te posiciona lejos de donde estabas pero cerca de una nueva norma.


Que la vida sea un error inocente, un deseo consumado que genere más deseo, una nueva posibilidad constante, un baile que todavía no se ha inventado, una travesía de travesuras, una vida con posibilidad de ser también otras vidas.